En referencia a mis artículos anteriormente publicados, muchos lectores me han preguntado sobre los límites ¿Qué son? ¿Para qué nos sirven? ¿De dónde salen?¿Cómo se ponen?
La palabra límite se define como: línea real o imaginaria que separa dos terrenos, dos países, dos territorios. Extremo a que llega un determinado tiempo. Término que no puede rebasarse.
En el campo de las relaciones, los límites son más abstractos, por lo que es importante establecerlos, definirlos y hacerlos concretos; de tal manera que las dos personas que se ven involucradas puedan entenderlos y llevarlos a cabo. Comúnmente comentemos el error de dar por hecho que se dan en automático, sin embargo muchos de los problemas en las relaciones, especialmente en la pareja y con los hijos, es creer que están implícitos y que la otra persona los sabe y los va a cumplir naturalmente.
Los límites se ponen para que no se repitan las actitudes o situaciones que nos lastiman. Se deben exponer claramente y siempre se acompañan de una consecuencia. Son las reglas del juego en una relación.
• Los límites protegen a las relaciones.
• Delimitan el contexto de la familia.
• Establecen los valores que nos importan.
• Deben basarse en el respeto a nuestra propia dignidad y respeto, así como respetar la dignidad y el respeto de los demás.
• Protegen el bienestar y la salud emocional.
• Generan tranquilidad, seguridad y confianza.
Para empezar con el trabajo de los límites debes empezar por estar dispuesto a cambiar en la misma medida que exiges que el otro cambie de posición. Si queremos hacer un cambio es por que existe una necesidad, ya que la forma de la relación actual no está funcionando como está. Puede ser solamente en ciertas áreas o en temas específicos, como:
Los horarios.
Los espacios.
Los valores.
La salud.
La sexualidad.
Las tareas de cada quien.
La comunicación.
El dinero.
Los límites no son para controlar o defender, sino una forma de respetar y cuidar mejor.
¿Cómo poner los límites?
1. Los límites son para mí. Definen dónde terminas tú y donde empieza el otro. Es decir qué voy a permitir, qué quiero y hasta dónde pueden llegar los demás. Una vez que los tengo claros, los establezco y los comunico.
2. Límites firmes y claros. Algunas veces deben ser inamovibles y otras veces pueden ser flexible de acuerdo a como van cambiando las cosas.
3. Los límites siempre van acompañados de una consecuencia.
4. Hay que llegar a acuerdos.
5. Comunicaros de manera precisa asegurándonos que todos los implicados los entiendan.
6. Los límites deben ser sustentables y reales. Que se puedan cumplir y mantener.
Para establecer límites primero tengo que ser capaz de respetarme y amarme. Contactar con mis emociones para determinar que me hace bien y que me lastima.
La familia es un sistema.
Si se mueve una parte todo el sistema se tiene que ajustar. Cuando se corrigen los límites se genera un proceso para todas las personas que están involucradas.
Hay parejas y familias que aguantan los cambios y hay algunas veces que no soportan la tensión o los nuevos acuerdos y la relación se ve desmejorada o se rompe. El ajuste puede ser fuerte y doloroso a veces, pero es necesario si se quieren establecer relaciones sanas. Además con el tiempo los límites serán cada vez más claros y evidentes para todos.
Cuando se está en un proceso de desarrollo personal o de recuperación, se deben establecer nuevos límites, tanto con nuestras actitudes y acciones así como con las de los que nos rodean. Con la práctica de los límites, se obtiene una mayor seguridad en nosotros mismos, confianza, fortaleza y sin duda relaciones más satisfactorias.
Con amor,
Vivian Toussieh.
