Es muy común, somos expertos en ver los defectos de los demás. Usamos la expresión "Hacerle ver sus verdades"para referirnos a hacerle ver sus errores a la gente y hasta nos sentimos con la autoridad de juzgar o criticar abiertamente a los demás. Sin embargo, ver nuestra propia verdad es el reto que más vale la pena si de crecimiento e inteligencia se trata. Cuando estamos tan enfocados en ver la vida de los demás o en maquillar nuestra realidad solemos perdernos la posibilidad de crecer y de cambiar lo que no nos gusta o nos estanca.
Para poder cambiar cualquier situación posible es necesario primero observarla en la medida de su dimensión, con todo el realismo posible. Sea una enfermedad, una deuda cualquier circunstancia que no nos guste, nos lastime o incomode, necesita ser vista con toda claridad, de otro modo nos negamos la posibilidad de cambiarla. ¿Cómo puedo dejar de sufrir la infidelidad de mi pareja si me niego a verla? ¿Cómo puedo dejar de sufrir por la enfermedad que tengo si no la acepto y no hago lo que sé que tengo que hacer para sanar? Nos encanta autosabotearnos y vernos la cara. Los ataques de pánico y ansiedad son en gran medida ( aunque esto no es una regla) consecuencia de no actuar a tiempo sobre una situación dolorosa o desagradable. Es una falta de valor para enfrentar la realidad y hablarnos con franqueza.
Un indicador común de una persona que está negada a ver sus propios errores es aquella que juzga y señala los defectos de los demás con autoridad sobrada, es cruel en la manera que se expresa de los demás. Una persona que está enfocada en su crecimiento personal no tiene ni tiempo ni energía para estar en la vida de los otros.
Mira tus manos primero que las del vecino, y ponte a trabajar en tus propias metas.
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