“Admitamos nuestras imperfecciones para que podamos empezar a crecer hacia la perfección”
San Agustín.
Todos nos equivocamos, es parte del experimento de la vida, es lo que nos enseña, corrige, transforma, motiva a crecer. Las equivocaciones son maestras.
Es un hecho que no hay nadie perfecto en este mundo. Durante toda nuestra vida esperamos la perfección, y cuando una y otra vez encontramos en su lugar la imperfección, faltas, fallas y alguna de ellas realmente serias nos desilusionamos.
Cuando empecé a escribir mi blog con artículos semanales: ideas inmediatas, inéditas, catárticas; sin buscar tanta perfección como acostumbro en mis libros o los trabajos laborales. Recibí algunas ocasiones comentarios señalando algún error de ortografía o sintaxis. Las primeras veces sentía que me desnudaban y quedaba llena de vergüenza ante aquellos que habían leído mi artículo expuesto el error que cometí. En el momento de poner enviar sin revisarlo una tercera o cuarta vez, me hago responsable de cada una de las palabras que en él habitan, cada uno de los conceptos y de las afirmaciones que se expresan en él, son mi obra. Nunca es perfecto, siempre queda un error, especialmente cuando antes de sacarlo en las redes sociales no ha pasado por ningún par de ojos excepto por los míos.
También me pasa que tiempo después de publicar algún artículo, especialmente aquellos que intentan definir conceptos de tipo psicológicos, de la esencia humana y de las relaciones intra e interpersonales; encuentro que han cambiado algunos aspectos de mi punto de vista, pero como dice Nietzche “Las serpientes que no suelen cambiar de piel, mueren. Los espíritus que no pueden cambiar de opinión dejan de ser espíritus.”
La perfección es una ilusión, en nosotros mismos y en todo lo demás. No hay relación perfecta, ni padres perfectos, ni hijos perfectos, ni parejas perfectas, ni amigos perfectos. Hay que trabajar día a día para ser mejores seres humanos, y para hacer mejor nuestro trabajo. Muchos de los problemas que encontramos son desaprobaciones ante la realidad, que no es como la esperábamos (perfecta), hay que tomar en cuenta que las cosas son como son, aceptarlas tal cual para poder empezar a llevarlas hacia dónde nos gustaría. Lo primero que nos ayuda a resolver cualquier problema o reto es tener la humildad de mirarlo de frente y aceptarlo. Y el valor para atrevernos a hacer a pesar de que no sea perfecto. ¿Cuántas veces te detienes por que piensas que no eres lo suficientemente bueno para hacer algo? O ¿Sólo de pensar en hacerlo tan perfecto como lo quieres te desanimas?
Me disculpo de antemano con los lectores por los errores que se encuentran en mis escritos y por aquellos que aun no he cometido, por que seguramente
cometeré muchos más. Les agradezco a los que han tenido el valor de indicarme puntualmente las faltas, por que aprendo con cada uno de ellas y espero no cometer las mismas otra vez… pero muchas otras si, por que ¿Cómo podría mejorar y encontrar nuevas respuestas si no existieran los errores?
¡Gocemos al experimentar la vida. Admitamos nuestra imperfección para que podamos crecer hacia la perfección!
Con amor,
Vivian Toussieh.
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